No me digan que no vieron las advertencias. No quieran hacernos creer que la sociedad civil no ha venido dando pistas de su indignación, de su rebeldía, de su negación a seguir soportando más desatinos.
Hubo manifestaciones multitudinarias contra la corrupción ¿recuerdan? Llegaron mareas verdes, y blancas, oponiéndose a la privatización de los servicios públicos. Se produjeron protestas reiteradas contra la gestión de una crisis ficticia. La indignación llegó a las calles „¿o es que se han olvidado?„ y cuajó en un 15M ejemplar, que removió conciencias y creó mensajes para reflexionar. Cría ricos, y te sacarán los ojos, si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir, decían las paredes. No me digan que lo han olvidado. Y se pararon desahucios por la presión de la gente. Todo eso eran pistas inequívocas del malestar generalizado, del desacuerdo, de la rabia.
¿Y qué hicieron ustedes? Miraron para otro lado, cambiaron leyes para criminalizar la protesta, salvaron a la banca que, con su usura, nos había arruinado, desoyeron las advertencias de la ciudadanía asfixiada. Siguieron su torpe caminar con dos patas de barro; recortando derechos y posibilidades con una, y amasando fortunas tramposas con la otra. Todo eso sin límites, con descaro.
No sé qué final esperaban. No sé hasta dónde creían que podían llegar con su proceder obsceno que imaginaban impune. Ya ven, la justicia, aunque lentamente, ha ido destapando la verdad de aquello que ustedes llaman «campaña orquestada». Resulta que el poder está podrido y tiene imputaciones graves en todas sus instancias, desde la llamada realeza, hasta la clase política, desde la cúspide empresarial hasta los sindicatos, desde el mundo financiero hasta cualquier instancia del sistema.
Y ahora, mira por dónde, ahora que la rebeldía ha reventado y aparecen nuevas voces, ahora les aterran las encuestas, sienten pavor ante las previsiones y, en lugar de dejar paso reconociendo su fracaso, se dedican a asustar, otra vez, a anunciar el fin del mundo si las cosas cambian, a vaticinar catástrofes cuando la verdadera catástrofe son ustedes.
Pero ya no cabe más miedo, ya no tienen sitio los abusos y los excesos. Ahora es el momento de la justicia y la participación, de las nuevas voces y la reflexión. Su tiempo ya pasó.
Artículo publicado en el Levante el 18-11-2014
Contestación de nuestra amiga del Seminario: Lola Seres.
Gracias Rafa.
Así da gusto despertar. Es temprano pero tu artículo me ha puesto en pie. Es importante no olvidar lo que alguien dijo hace unos dias: “No sólo el miedo, también la sonrisa ha cambiado de bando”… con el primero pretendían amarrarnos (y a punto estuvieron de lograrlo) y con la segunda nos escupían día a día su desprecio y arrogancia mientras la palabra “pueblo” llenando sus sucias bocas, era masticada y deglutida engordando más y más sus ya rebosantes arcas.
Para quienes se frotaba las manos vaticinando a cada dos por tres la inutilidad y consecuente muerte del 15M les recordamos hoy que aquellas plazas y calles albergaron de nuevo la esperanza y que otro camino empezó a abrirse a nuestros pies deseosos de transitar de nuevo la justicia y la alegría robadas. Y la confianza en que aún, de nuevo, podíamos “desear lo imposible” barrió el miedo que empezó a acumularse sobre sus píes y a helar sus patéticas sonrisas prepotentes.
Que se enteren: “soñamos porque no estamos dormidos” y en nuestros sueños no hay sitio para ellos.
Lola Seres
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