La libertad se da en un entorno de límites y fragilidades. El ejercicio de la libertad requiere consciencia de aquello ante lo que no tenemos elección, de las necesidades. No hay libertad sin responsabilizarnos de su garantía para todas
Estamos en un período de emergencia y excepción. Es posible afrontar esta crisis con criterios de justicia, pero sobre la base de sociedades y economías radicalmente diferentes
Quiero reivindicar la honestidad, la lealtad, el diálogo, la escucha de verdad, la construcción colectiva y el amor político –amor por la vida y por la gente– como valores básicos para construir un movimiento fuerte y potente
Una política decente, unas leyes decentes son las que garantizan el derecho a la fragilidad y a la vulnerabilidad, no como anomalías de algunas personas pobres y estigmatizables, sino como un rasgo inherente de la existencia humana
La humanidad se encuentra en una difícil situación. Los últimos informes sobre cambio climático señalan la posibilidad de que los ecosistemas ya estén colapsando