Decir que el 4M ha arrasado el trumpismo “a la madrileña” no es una ofensa a los votantes, como algunos voceros pretenden. A quien se señala es a los responsables de ese discurso político y a quienes lo amplifican a sabiendas de las falsedades que contiene, con el objetivo de defender intereses ideológicos y crematísticos que se traducen en decisiones de gobierno o proyectos de ley que facilitan negocios concretos.