No me refiero a Messi, Neymar y Pedrito, o algo así. Me refiero a las tres leyes que nos taladran el trasero y nos ponen al borde del abismo sin más paracaídas que uno hecho de rebeldía, que no sabemos si se abrirá. La ley Wert, la ley mordaza y la ley del aborto son el exponente más radical de la derecha (¿o deberíamos llamarla ultraderecha?), protegida otra vez por un catolicismo rancio y voraz que ni siquiera responde a su propia doctrina papal. Todo ello aderezado con palabrería contradictoria y hueca, y con una reforma laboral que agudiza la hemorragia del paro, abandonando a los más humildes y premiando a los más poderosos.
Europa nos mira asustada, dando las gracias a los Pirineos por estar ahí, marcando las diferencias y actuando como barrera natural contra la contaminación ideológica que sopla desde aquí abajo. Solo Le Pen, paradigma del fascismo, manda su apoyo expreso que, en realidad, es plomo en las alas porque pone de manifiesto sin tapujos, quién es quién. Dime quién te apoya y te diré lo que eres.Con las mujeres otra vez relegadas, la religión como asignatura estrella y las tasas por las nubes, y con todos maniatados y amordazados, este país, o lo que sea, se convierte en una bomba, y una especie de no-país lleno de vacío, caminando al revés a pasos agigantados.Y no se dan cuenta, sus mentores, que eso es imposible, que el futuro se puede retrasar, obstaculizar, se pueden poner palos en las ruedas, es verdad, ya lo hicieron durante cuarenta largos años, pero siempre llega, el futuro siempre acaba llegando. Entonces la historia se vuelve a escribir, se cambian las leyes para que estén al servicio de la ciudadanía, no del poder, y solo habrán conseguido un retraso, nada más. Tiempo perdido inútilmente.
Será costoso volver a caminar hacia delante, pero lo haremos. Sin duda habrá dificultades, titubeos, errores, pero estaremos convencidos. No esperaremos a que el azar nos saque del agujero mientras el viento de la derecha se nos lleva el tejado de la dignidad, no señor, levantaremos la cabeza, recuperaremos el valor de lo colectivo, de lo público y, junto con las mareas de colores, recuperaremos todos aquellos derechos que ahora se nos niegan y siempre fueron nuestros.
Rafael Rivera, arquitecto
Publicado en el diario Levante el 2 de Enero de 2014
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