Muchas fueron nuestras peripecias en este viaje a un país tan cercano en la distancia y del que nos sentíamos tan alejadas en lo que a cultura e idiosincrasia se refiere.

Disfrutamos de cinco días intensos: Fuimos en autobús a la Cordillera del Atlas; bailamos en la plaza de Djema el Fna; paseamos en calesa por el Palmeral, cenamos en El Mamunia, recorrimos el Bazar, la Medina, vimos el Palacio de la Badia, nos dieron un masaje, regateamos y conversamos insaciablemente.

Lo mejor de todo es el recuerdo imborrable que queda, las amistades nuevas y el descubrimiento de un pedacito de un país tan cercano y diferente al nuestro.