En las décadas de conflicto armado en Colombia las mujeres han sufrido especialmente las consecuencias de la violencia por parte de todos los bandos. Pero su papel no se ha limitado al de víctimas. Los colectivos de mujeres han tenido, y tienen, un papel protagónico en la búsqueda de la paz.
Más iraníes se suman a las protestas tras el asesinato de la joven kurda Mahsa Amini, a pesar de la escalada de la violencia policial, y relatan un descontento general contra un régimen cada vez más represivo
“No podemos seguir asumiendo, tras los luctuosos sucesos mortales de la Valla de Melilla, que los Derechos Humanos estén condicionados a las colaboraciones económicas entre países”, denunciaban colectivos tras la muerte por disparos marroquíes de una mujer migrante en la playa de Akhfennir
El relato, la épica, la lógica de la guerra refuerzan el orden patriarcal dominante. Las guerras profundizan en la desigualdad (de género, clase y raza) y nos envuelven en el mito nacionalista-militarista
Democracia es apartar a quien la ataca.
Millones de personas actúan de forma irracional, carentes de valores y de escrúpulos. Orgullosos de sí mismos y con una pujanza inaudita, pueden cambiar el curso de un país e incluso de la historia. Son hoy una amenaza capital
Esa explosión de avances llegó gracias a la Revolución de Saur, una revolución popular que estalla gracias a la acción de los comunistas afganos. Tras la represión desencadenada por el régimen anterior, la Revolución cuaja en abril de 1978 y triunfa. El nombre de la Revolución de Saur le viene del nombre persa del mes, por lo que también se le llama La Revolución Roja de Abril.
Una temporera marroquí en la provincia de Huelva relata cómo hace unas semanas su empleador se negó a facilitarle atención médica a pesar de que llevaba varios días sufriendo hemorragias y dolor abdominal. En vez de recibir ayuda, fue despedida. Algunas de sus compañeras denuncian que su caso no es aislado.
Los grandes verdugos de hoy han sido elegidos en las urnas o amparados por políticos electos en democracia. Dentro del propio pueblo, aupando a tiranos aunque se pinten sonrisas de libertad. Lo que ocurre tiene culpables y están a nuestro lado
“Es impensable, todo el mundo sabe que la peste ha dejado de existir en Europa”, dice uno de los personajes de ‘La Peste’ de Camus, una metáfora sobre el fascismo. De eso también van las elecciones madrileñas este 4M
“Hacer como que no pasa nada y apartar la mirada es de una irresponsabilidad tremenda y se lleva haciendo años. Antes eran palabras homófobas escritas en la pizarra. Hoy son voces que quieren cantar el cara al sol o repiten bulos en voz alta, a veces a gritos”, escribe Noelia Isidoro.