Una política decente, unas leyes decentes son las que garantizan el derecho a la fragilidad y a la vulnerabilidad, no como anomalías de algunas personas pobres y estigmatizables, sino como un rasgo inherente de la existencia humana
Una política decente, unas leyes decentes son las que garantizan el derecho a la fragilidad y a la vulnerabilidad, no como anomalías de algunas personas pobres y estigmatizables, sino como un rasgo inherente de la existencia humana