Leer a Juan José Tamayo es hacer un ejercicio esperanzado de memoria y de futuro. Aprender con él que la ética de la compasión, que es también la del cuidado, y que por tanto no puede entenderse sin la ternura, es un primer paso para tomar conciencia de la urgencia de superar un mundo de masculinidades sagradas
«Educad a los niños para no castigar a los hombres». Aunque parezca sencillo, tras incontables cambios en las leyes y metodologías de enseñanza, aún no hemos conseguido cumplir con esa repetida máxima de Pitágoras. La socióloga Marina Subirats (Barcelona, 1943) ha dedicado la mayor parte de su vida a investigar cómo la educación sirve para crear comunidades más igualitarias.
Les botigues són farmàcies que ofereixen remeis contra els problemes de la vida