Si las mujeres-madre que maternan con apego tienen una gran presión social y laboral, en las que son feministas hay que añadir las contradicciones internas. Aún mantenemos la concepción errónea de maternidades sumisas por imperativo moral o biológico, que en nada se asimilan a las maternidades empoderadas que reclaman su presencia en la esfera pública.