“Hay toda una genealogía que nos ha enseñado que la combinación de rezos, símbolos fascistas y muñecas hinchables no sale nunca bien. Huele a victoria, no a paz. Apesta a rancio”.

Puede ser revolucionario porque tiene que ver con la convivencia y la supervivencia colectiva, porque es al estado de ánimo lo mismo que la respiración a los pulmones. Porque en la conversación, la de verdad, se regenera la vida, la autoestima, la confianza, la esperanza y el apoyo mutuo

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