Arantxa Tirado escribe sobre la propaganda de guerra llevada a cabo por parte de Europa y “replicada por prácticamente todos los analistas defensores del ‘statu quo'”
Con la palabra siempre templada y dispuesta al diálogo, Adela Cortina (Valencia, 1947) construye espacios de entendimiento en territorios donde la cooperación se hace necesaria, aunque los últimos acontecimientos y sus reacciones –como la guerra en Ucrania, la polarización política o el auge de los populismos– se empeñen en dinamitarla. Cortina ha analizado los grandes temas que han marcado las últimas décadas –ella es quien acuñó el término aporofobia, el rechazo al pobre– sin renunciar a encontrar una vía ética para enfrentarse a ellos. Como se desprende de su conversación con Ethic, construir una sociedad más justa es posible.
Las masivas migraciones de mujeres ucranianas a Europa han sido el caldo de cultivo de la trata con fines de prostitución forzada, hoy la guerra podría estar agudizando ese problema
El relato, la épica, la lógica de la guerra refuerzan el orden patriarcal dominante. Las guerras profundizan en la desigualdad (de género, clase y raza) y nos envuelven en el mito nacionalista-militarista