Aun contando con cotas de temporalidad y precariedad laboral muy superiores, el empleo femenino cayó a una velocidad notablemente menor en las peores semanas, una situación que se ha revertido en cuanto ha empezado a atisbarse un ápice de recuperación. Las que mantienen los hogares en pie, cuidan, acompañan y curan desandarán el camino iniciado en marzo: de esenciales a olvidadas.

Ahora que, dadas las circunstancias, se habla con insistencia de un cambio de valores y de objetivos con los que afrontar esta crisis sistémica que afecta a toda la humanidad, no puedo dejar de recordar a tres filósofas que en el siglo pasado ya dieron la voz de alerta. Me refiero a María Zambrano, Hannah Arendt y Simone Weil.

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