Europa, la vieja Europa
Desde hace muchos años damos vueltas por el mundo, no podemos decir que se nos ha quedado pequeño, sí que hemos recorrido mucho, hemos aprendido siempre y hemos disfrutado no solo con lo que veíamos sino con la convivencia de unas mujeres que se conocen pero no intiman, y estos viajes nos sirven para conocernos, estimarnos e incluso poder decir esto tan importante: hemos hecho amigas.
Este año volvimos a Europa,a Italia que junto con Grecia son la cuna de la belleza y de la cultura,y nos decidimos por el norte de Italia.
Bolonia, nuestra primera ciudad. La ciudad con más soportales del mundo, una arquitectura única, ninguna ciudad está al abrigo de tantos arcos, 42 kilómetros. La necesidad en esta ciudad lluviosa del norte hizo que esto ocurriera. Bolónia, capital de la Emilia-Romaña. De gran belleza. Llena sus calles de estudiantes ya que su universidad es la más antigua universidad láica de Europa. Esto le da a sus vetustas calles el aire fresco y juvenil que contrasta con todo el arte concentrado.
Seguimos haciendo camino, visitamos Módena, atravesamos la Vía Emilia que abrieron los romanos. Allí en esta ciudad nació Lucciano Pavaroti, y nosotras mujeres cultas donde las haya, viajamos de un lugar al otro escuchando ópera en nuestro trayecto.
Rávena. Palabras mayores, Dante inició en esta ciudad la Divina Comedia, también está allí enterrado, visitamos su mausoleo.
La ciudad del mosáico. Nuestros ojos contemplaron los mejores, desde el arte Paleo-cristiano hasta el arte Bizantino
No había lugar que nos dejara indiferente, toda la ciudad es asombrosa, estábamos en una ciudad que ningún viajero ha de dejar pasar.
Parma. Seguimos la Vía Emília. Entre la llanura padana y las estribaciones de los Apeninos, Allí está la ciudad en donde Sthendal situó su gran novela “La cartuja de Parma”.
Estamos en la ciudad del queso Parmigiano. Pero no sólo la comida nos alimenta, El Duomo, es una de las plazas más bellas que hemos visitado.
Algo que constatamos en Parma, pero también en esta Italia del norte es el uso de la bicicleta, a imitar en este sur que habitamos.
Cremona. El rio Po baña la ciudad ciudad agrícola, conocida por sus luthiers, (Antonio Stradivarius), ciudad donde nace Monteverdi Visitamos el maravilloso museo dedicado a Stradivarius, museo de los instrumentos más importantes de cuerda cuya música nos acompaño en su recorrido, fue un regalo.
Virgilio, el poeta también es hijo de esta campiña.
Y por fín Milán, elegante, rica, burguesa, una mezcla de pasado y presente. Pero Milán no se puede definir, Milán es su catedral, de una belleza elegante, sus agujas estilizadas parecen de encaje. Visitamos la Opera, escuchamos música dentro de ella, por supuesto enlatada, y nos dijimos: “volveremos con nuestras mejores galas alguna vez a oír en vivo alguna opera “,
Nos esperaba el Lago Como. Era el día de sosiego para el cuerpo ( un paseo en barco de dos horas) pero no para los sentidos. El lago Como se encuentra en La Lombardía, La panorámica era incomparable, al fondo la cordillera alpina, el paisaje mediterráneo y lombardo nos abrazaba, y nuestro día era soleado y sin calor. Un gozo para nuestros sentidos, un regalo para la vista. Al final del paseo nos apeamos en una de las villas mas lujosas del entorno que visitamos :Villa Carlota, con jardines incomparables y con una panorámica de ensueño, pero bueno, nosotras pisábamos tierra, eso no es de estos tiempos.
Todo tiene su punto final, eso fue nuestra visita a la pequeña pero interesante ciudad de Bérgamo. En este lugar más tarde tomaríamos el vuelo de regreso, fin de nuestra visita a esa interesante parte de Europa. Pero teníamos todo el día por delante.
La ciudad de Bérgamo tiene dos partes, la plana y moderna y la alta y antigua, a la que se asciende en funicular. Allí, rodeada de sus murallas se encuentra la ciudad antigua, con una panorámica impresionante y unas calles empedradas y estrechas, alguna placita y restaurantes coquetos está la ciudad de despedida. En ella pusimos fín, con tiempo para el paseo, a este estupendo y feliz viaje.
Viajar debe ser el fomento del conocimiento y el compromiso con la naturaleza, y la mirada que pongamos es importante. La de las mujeres grandes nunca deja de recoger, cultura, amistad y compromiso.
Gracias a nuestras compañeras Angeles Fuertes y Cristina García, sin ellas este estupendo viaje no hubiera sido posible.